Los denominados “desiertos” (África Central, Patagonia) quedaban condenados al examen
hegemónico. La relación entre norte y sur global no aparece de un día para el otro. No es tan
solo resultado de una idea, sino que se va conformando a partir de esta sagacidad tecnológica.
Se presenta como necesidad interpretar el proceso mediante el cual se puede “hablar desde la
colonización tecnocientífica”. Esa presencia técnica, el control y la fijación de límites, la
pregunta por la vida primitiva, forjan un sentido de dominación del saber. Sin embargo había
una necesidad de captar lo que se escurría de la revolución industrial. El aura, como el aquí y
ahora de la originalidad se volvía lejano, acaso estaba en estas latitudes.
Walter Benjamin en 1936, al redactar el prólogo de La Obra de Arte En la Época de la
Reproducción Tecnica, encuentra que en la reproducción técnica de la obra de arte “lo que se
atrofia es el aura de ésta. Conforme a una formulación general: la técnica reproductiva
desvincula lo reproducido del ámbito de la tradición” (p. 3). Su presencia masiva queda en el
lugar de una presencia irrepetible. Interpelar acerca del modo de rescatar esta manifestación
irrepetible de una lejanía lleva a “Descansar en un atardecer de verano y seguir con la mirada
una cordillera en el horizonte o una rama que arroja su sombra sobre el que reposa, eso es
aspirar elaura de esas montañas, de esa rama” (p.4). Estar ahí, dentro del atardecer, de la
cordillera, de la sombra lleva a la recuperación de la lejanía. En el placer estético de
fotografiarse en un lugar aún no arrebatado por la copiosidad. Los primeros etnólogos
preguntaban por el hombre primitivo. Utilizaron documentos traídos por exploradores, en el
caso de la fotografía cuyo pensamiento era determinante. Un modo predispuesto por la
selección de imágenes. Los autorretratos mostraban la diversidad espiritual dispuesta para la
ciencia europea. La fotografía en la Patagonia Austral, en este período, muestra a la vez una
“sublimidad de la explotación”. La lejanía aurática que menciona Benjamin de la región se
disipa en la medida en que la tecnología avanza. Suponemos aquí una consideración estética
que anticipa la existencia del Sur Global. La obra de arte en estado de reproductibilidad técnica
se aproxima a la lejanía denunciada.
Lejanía aurática del sur global.
Los retratos fotográficos se volvieron la forma privilegiada en que las circunstancias de los
viajes comenzaron a mostrarse a sus seres queridos, a un público más amplio. Se convirtieron
en un objeto para recordar a las generaciones pasadas (Yujnovsky, 2013). Estos retratos eran
tomados con máquinas cuya tecnología era avanzada para la época. Exigían, para mayor nitidez,
que el viajero posara. Esta situación aportaba un clima de artisticidad al evento fotográfico.
Gregory Bateson, en un debate, ya tradicional, con Margaret Mead, sostiene que la fotografía
es, en su opinión, “siempre una forma de arte”, por más que se utilice en antropología,
etnografía o criminalística. Mead, por el contrario, advierte que su uso científico no debe
“alterar” la realidad. La historia de la antropología visual ha debatido este dilema conciliando
ambos intereses. Se inclinó durante mucho tiempo hacia una concepción de la fotografía como
documento objetivo o como aporte científico. La fotografía etnográfica como herramienta se
impuso, incluso como refuerzo tecnológico. En muchos casos fue determinante para explicar